La demencia es un término genérico que agrupa a todos los trastornos
crónicos en que se da un deterioro generalizado de las facultades intelectuales,
en personas que previamente han tenido un desarrollo intelectual normal, lo
que nos sirve para distinguir estos procesos de los retrasos mentales.
Además del deterioro intelectual, hay cambio en el humor y la conducta,
que no siempre está claro si son concomitantes o causados por ese deterioro
intelectual.
Todas las demencias tienen una causa de fondo que es el deterioro cerebral,
específico para cada enfermedad. Ese deterioro específico también
suele producir signos o síntomas más o menos específicos
que permiten muchas veces presumir la cusa de la demencia, porque el diagnóstico
absolutamente seguro sólo se obtiene examinando directamente el cerebro,
lo cual sólo es posible en la autopsia o en una biopsia, que no siempre
es recomendable ni fiable.
La enfermedad de Alzheimer, concretamente, se debe a un cambio bioquímico
que se da en la corteza cerebral, lo que produce la acumulación de
ciertas sustancias que resultan nocivas para las neuronas, las células
de la corteza. Otra demencia, muy frecuente también en personas mayores,
es la demencia vascular, o multi-infarto, producida por un deterioro de las
arterias cerebrales que hace que pequeñas zonas del cerebro mueran
ante la falta de aporte sanguíneo. Aparte de estas dos más frecuentes,
hay otras muchas causas de demencia, como la algunos casos de la enfermedad
de Parkinson, la corea de Huntington, hidrocefalia, tumores y hematomas cerebrales,
infecciones, etc.