Corresponde al estadio 3 de la escala GDS, es decir, cuando se confirma
la enfermedad en una etapa muy temprana. Las características comunes en
esta etapa están presididas por la responsabilidad sanitaria del
diagnóstico y tratamiento específico precoz con fármacos
anticolinesterásicos y en la capacidad de comunicación de los
profesionales con la familia, en saber gestionar el impacto emocional
de dar y recibir malas noticias. La familia, ante la probabilidad de
enfrentarse a una enfermedad sin escapatoria posible, recibe un duro
golpe con gran impacto emocional. Es dar a conocer una muerte
anunciada, a largo plazo. En el momento de dar el diagnóstico se ha de
medir exquisitamente la manera de hacerlo, cómo y qué se va a decir y a
quién, ya que de todo ello dependerá que se establezca o no una buena
relación entre el médico, la familia y el enfermo. Hay que averiguar lo
que el enfermo sabe y lo que quiere saber, averiguar lo que está en
condiciones de
saber es la clave para dar respuestas.
En este estadio se alteran las actividades complejas e instrumentales
de la vida diaria, necesarias para mantener la independencia y las
relaciones sociales. Ambas son las que permiten planificar viajes,
concertar salidas con los amigos, cuidar nietos quien los tuviere, ir a
espectáculos, exposiciones, practicar deporte, mantener aficiones o
bien hacer la compra, usar el teléfono, ir al banco, gestionar sus
finanzas, manejar dinero de bolsillo, cuidar de la casa, preparar la
comida, usar medios de transporte, responsabilizarse de su medicación,
etc.
– Hay que prestar una muy especial atención a la vida de relación, animando y favoreciendo su mantenimiento.
– Fomentar sus aficiones habituales: actividad física, excursiones, viajes, labores, costura.
– Insistir en la lectura de acuerdo con sus capacidades y preferencias (periódico, revistas, novelas).
– Procurar que siga ejercitando la escritura.
– Realizar pasatiempos que estimulen la atención y concentración (crucigramas, sopas de letras, las ocho diferencias…).
– Responsabilizarle de las compras cotidianas especificadas en
una lista, y ayudarle en las compras extraordinarias, como regalos de
Navidad, cumpleaños, aniversarios, etc.
– Usar medios de transporte en trayectos bien conocidos y rutinarios.
– Procurar que sigan organizando la casa, ayudándoles en aquello que les pueda resultar más difícil.