La historia de la diabetes comienza desde la edad antigua, pues existe evidencia de que algunos de los estudiosos de la medicina descubren sus síntomas principales: mucha orina y gran cantidad de glucosa.
Así, a través de los siglos se hacen grandes descubrimientos, hasta que en el año de 1869, un médico de apellido Langerhans, descubre que la diabetes se presenta porque el cuerpo no es capaz de producir insulina. Sin embargo, su mayor aportación fue descubrir que la insulina es creada por agrupamientos de células beta en el páncreas. Hasta el día de hoy, estos grupos celulares se conocen como Islotes de Langerhans.
Otra gran aportación fue hecha por Joslin en 1923, al comenzar a tratar a sus pacientes con insulina y reducir en gran proporción la incidencia de defunciones.
Diabetes en la Edad Antigua
Los primeros registros que se tienen sobre diabetes vienen desde la edad antigua. En el papiro de Ebers (1550 a. C.), se habla de un tratamiento terapéutico de la poliuria (mucha orina), siendo la primera vez que se menciona el síntoma principal de la diabetes.
Demetrio de Apamea (270 a. C.), creó la denominación diabetes, que quiere decir “atravesar”, porque el líquido no se queda en el organismo (excesiva orina), sino que pasa como a través de un tubo.
Siglos después, en su obra “De Medicina” Celso (30 a. C.) conoce ya dos principios fundamentales del tratamiento de la diabetes: la dieta y el trabajo muscular.
Las obras de medicina de la literatura sánscrita de la antigua India contienen una sabiduría de muchos miles de años. Existen textos médicos hindúes escritos por Caraca, Susruta y Vaghata. En cuanto a la emisión patológica de la orina, estos médicos distinguen ya las siguientes modalidades:
Ikshumeha = orina de caña de azúcar
Madhumeha = orina de miel
Hastimeha = cantidad enorme de orina, como de elefante en celo
Galeno creía que la diabetes era una enfermedad renal (del riñón). Éste conocía también el páncreas (palabra griega que significa “enteramente de carne”).
Diabetes en la Edad Moderna
Paracelso pensaba que la diabetes era una enfermedad de los humores, mientras que Rondelet detectó el carácter hereditario de la diabetes.
W.H.W. Wollaston, un médico y químico famoso en su época, desarrolló un método para la determinación de glucosa en sangre, parecido a la cromatografía en papel. Sin embargo, no registró glucemias inferiores a 600 mg/dl. Por consiguiente, redactó un trabajo sobre la inexistencia de azúcar en la sangre de los diabéticos.
Johann Conrad Brunner (1653-1727) observó una diabetes transitoria en un perro después de una pancreatectomía parcial. William Cullen (1712-1790), estableció por primera vez la distinción entre diabetes mellitus y diabetes insípida.
Dobson (1745-1784), demostró la presencia de azúcar en la orina de los diabéticos, también notó que el suero de los diabéticos tiene un sabor dulce. Sus observaciones lo llevaron a la conclusión de que la diabetes se caracterizaba por una anormalidad en el metabolismo de los hidratos de carbono.
En 1857, Wilhelm Petters notó en la orina de una paciente un olor parecido a las violetas; recolectó 700 litros de orina a partir de los cuales pudo obtener acetona. Comprobó que en la diabetes grave, la acetona se produce y se elimina como producto intermedio.
En 1869, Langerhans descubrió en el páncreas, acumulaciones de células en formaciones de islotes, que se distinguían de las células de las glándulas excretoras. Estos islotes contienen células llamadas beta, responsables de la producción de insulina, una hormona que ayuda al cuerpo a usar la glucosa para obtener energía. Se les denominaron islotes porque bajo el microscopio de baja resolución parecen ser pequeñas islas dentro del páncreas.
Diabetes en la Edad Contemporánea
En 28 autopsias de personas con diabetes, F.T.H. Frerischs, encontró una atrofia del páncreas.
Oskar Minkowski, descubrió que un perro presentaba, pocos días después de la pancreatectomía total, una diabetes grave. Con este descubrimiento se inicia la investigación moderna de la diabetes y la búsqueda de una terapia que puede corregir las causas.
En 1921 Charles Best y Frederick Banting emplearon la insulina como tratamiento de un perro. El protocolo de la experiencia que se llevó a cabo del 6 al 7 de agosto de 1921 indica una disminución de glucosa de 430 mg/dl a 150 mg/dl durante 5 horas. Con ello, la eficacia del extracto quedó comprobada.
Uno de los primeros médicos que trataron con insulina a sus pacientes fue Elliot P. Joslin (1869-1962), quien conservó un diario acerca de sus pacientes diabéticos, era un “diario de la muerte”.
A partir de 1923, con la disponibilidad de la insulina inyectable, esta causa de muerte se volvió excepcional. Joslin exigía de sus pacientes una disciplina estricta y les enseñaba cómo manejar una “triada” de elementos de control: insulina, dieta y trabajo muscular.