El tratamiento del paciente con diabetes se compone de varios elementos: alimentación, ejercicio, medicamentos, y a veces insulina y educación. Anteriormente, la educación no formaba parte del tratamiento, pero hoy en día ha sido comprobado que conforme el conocimiento acerca de la diabetes aumenta en los pacientes aumenta también su calidad de vida.
Existen tres tipos de tratamiento para la diabetes, estos son:
1.-Tratamiento convencional
2.-Tratamiento intensivo
3.-Tratamiento integral.
Las metas principales del tratamiento deben ser aliviar los síntomas provocados por altos niveles de glucosa, evitar complicaciones agudas como hipoglucemia e hiperglucemia, y reducir las probabilidades de desarrollar complicaciones crónicas a largo plazo.
El tratamiento debe estar basado en metas realistas, de manera que el control de los niveles de glucosa se alcance de manera paulatina, pero segura. Dado que la diabetes es una enfermedad que no se cura, es necesario que el tratamiento de la diabetes cubra las necesidades individuales de las personas que la padecen para que logren un óptimo control glucémico.
1.-Tratamiento convencional
El tratamiento o terapia convencional para controlar la diabetes, es el que se basa únicamente en la insulina. Este tratamiento implica casi siempre dos o tres inyecciones de insulina al día, verificaciones de glucosa en sangre y plan de alimentación. Sin embargo, los avances científicos han demostrado que este tipo de tratamiento no es lo suficientemente efectivo como para evitar a los pacientes complicaciones a largo plazo.
Para llevar a cabo este tratamiento se requiere programar con anticipación las actividades y comidas que se van a realizar durante el día; de ésta forma, deben establecerse rutinas de alimentación y actividades físicas, para administrar la cantidad de insulina que será necesaria en las siguientes 6 ó 12 horas.
Dado que es muy difícil que las personas puedan tener rutinas tan bien establecidas, es un resultado común de este tipo de tratamiento, el mal control de la glucosa.
2.-Tratamiento intensivo
El tratamiento intensivo, implica verificaciones frecuentes de glucosa en sangre, y el ajuste de dosis de insulina o plan de alimentación; éstos dos últimos pueden cambiar de un día para otro, según lo requiera el organismo.
El tratamiento intensivo es cada vez más utilizado debido a que los equipos de monitoreo (Glucómetros) son cada vez más accesibles.
Para su planeación, se toma en cuenta que la alimentación, el metabolismo y las actividades diarias no son siempre las mismas, y que para manejar estos cambios se requiere verificar frecuentemente los niveles de glucosa en sangre y variar la dosis de insulina según sea necesario.
3.-Tratamiento integral.
El tratamiento integral es hoy en día el más recomendable, ya que además de insulina y de frecuentes mediciones del nivel de glucosa en sangre, consiste en una dieta individualizada y una rutina de ejercicio frecuente.
Así, el control de la glucosa no depende únicamente de la aplicación de la insulina y los resultados son mucho más positivos.
Además, el tratamiento integral incluye educación acerca de los aspectos más importantes de la diabetes, lo cual permite al paciente involucrarse en el manejo de su enfermedad y volverse un verdadero experto. De este modo, el paciente es capaz de hacer pequeños ajustes a su tratamiento para evitar las complicaciones agudas y crónicas de su enfermedad.
Lo más importante del tratamiento integral es aprender a reconocer los efectos de ciertos alimentos y del ejercicio sobre los niveles de glucosa. El siguiente paso es hacer ajustes pequeños a la dosis de insulina para lograr mantener un buen control del nivel de glucosa en sangre.
Cualquiera que sea el tratamiento, lo esencial es lograr mantener el nivel de glucosa en sangre lo más cercano posible al nivel que tiene una persona sana. Esto se puede lograr con mayor facilidad, cuando el paciente tiene una buena educación acerca de la diabetes.