Si no se controlan las situaciones de ansiedad y/o agitación, pueden
provocar conductas agresivas. La agresividad puede ser atribuida a
múltiples factores: dolor, cansancio, fármacos, un entorno exigente
Cómo actuar
- No debemos enfrentarnos, ni pedir explicaciones, ni gritar o elevar el tono de voz ni sujetar o provocar al enfermo.
- Adoptar una postura empática y receptiva. La sonrisa puede ser el amortiguador de una crisis de agresividad.
- Buscar
el contacto visual facilitando el acercamiento progresivo, preguntarle
qué le pasa y si se le puede ayudar. Nunca debemos realizar gestos
bruscos ni tocarle de forma inesperada de manera que le cause sorpresa. - Anticiparse al cuadro de agresividad.
- Si
el paciente está muy agresivo, debemos retirarnos prudentemente de su
alcance y eliminar o retirar aquellos objetos que puedan ser peligrosos. - Siempre
debemos olvidar lo ocurrido considerando que esta agresividad es fruto
de la enfermedad. El cuidador no debe pensar que se trata de algo
personal.