Todo lo que usted siempre quiso saber sobre su menstruación. Un informe médico imprescindible para mujeres de todas las edades.
Ser regular o no, tener mucho o poco flujo, sufrir dolores intensos o, tal vez, ni enterarse… ¿Qué es normal? ¿Cuándo debemos consultar al médico ? ¿Qué cambios suceden a lo largo de la vida? Le contamos todo.
Aunque puede resultar una molestia, la menstruación es un mal necesario. Gracias a ella, es posible tener hijos y además permite que el cuerpo de la mujer madure y funcione correctamente.
Esta va cambiando a lo largo de la vida; cuanto más cerca están los extremos de fertilidad, más frecuentes son las irregularidades.
Una mujer tiene su primera menstruación alrededor de los 14 años.
Es muy probable que al mes no vuelva a menstruar, sino que lo haga a los 60 días, cuando el sistema madura.
La menstruación se mantiene estable durante toda la vida -salvo en el embarazo y la lactancia- hasta unos cinco años previos a la menopausia.
En ese momento los ciclos comienzan nuevamente a acortarse y después a alargarse hasta desaparecer definitivamente.
La menstruación normal tiene una duración de ocho días y está marcada la ovulación, es decir, cuando sale del ovario el óvulo, que en caso de ser fecundado por un espermatozoide va a dar origen a un embarazo.
Si éste no se produce, la ovulación irá seguida, 14 días después, de la eliminación del endometrio, que es la capa del útero que se prepara hormonalmente para recibir un eventual embarazo.
Esa eliminación es lo que constituye la menstruación. En pocas palabras, siempre que una mujer ovula, luego menstrúa, salvo que quede embarazada.
Todo el proceso dura 28 días, pero como no es matemática, hay mujeres que tienen ciclos más regulares que otras.
Se considera totalmente normal una variación en más o menos de siete días. Es decir, si una mujer menstrúa cada 21 o 35 días no tiene motivos para asustarse.
El problema más común
A veces el cuerpo no funciona como un reloj y se presentan dificultades que en su mayoría tienen solución.
La más frecuente es la conocida como oligomenorrea, que son los atrasos menstruales y pertenece al grupo de los trastornos de duración. No siempre es así, pero en la mayoría de los casos se debe a la falta de ovulación y esto se produce por dos motivos: un problema en el ovario, poco frecuente, o inconvenientes en las hormonas que gobiernan ese ovario.
Estas son producidas por una glándula que se llama hipófisis, que está muy cerca del cerebro y por eso es muy sensible a los cambios que se producen por estrés, alteraciones en el peso, ejercicios físicos muy intensos o variaciones en glándulas que están cerca, como el tiroides y el hipotálamo.
A veces un viaje, una temporada de mucho trabajo extra o una situación emocional difícil hacen que la menstruación se atrase.
Estas irregularidades suelen darse con frecuencia y son consideradas como algo natural durante la adolescencia, ya que desde la primera menstruación hasta que todo su sistema hormonal madura pasan años. En esos casos no se prescribe medicación.
Dentro de los trastornos de duración también se encuentra la polimenorrea y su síntoma son los períodos menstruales menores a 21 días. También puede deberse a problemas en la ovulación y su cura no reviste inconvenientes.
El tratamiento para regularizar los ciclos menstruales depende del motivo de la consulta; si se desea tener un hijo o si es sólo por una cuestión de incomodidad.
En el primer caso, se normaliza la ovulación a través de hormonas. Sin embargo, en el segundo se recomienda un tratamiento hormonal casi idéntico a los anticonceptivos que se usan habitualmente.
Mejor que no falte
Lo que se conoce como la exageración de la oligomenorrea es la amenorrea, que es la falta de menstruación. Puede producirse por una anomalía en el cerebro, en la glándula hipófisis, el tiroides, las glándulas suprarrenales, los ovarios o otra parte del aparato reproductor. El ejercicio físico y las dietas muy exigentes también pueden ocasionarla.
El tratamiento consiste en analizar la causa y recetar hormonas para incentivar la menstruación. Los especialistas insisten que la amenorrea sólo es normal antes de la pubertad, durante el embarazo, la lactancia y después de la menopausia.
Días dolorosos
Otra de las consultas usuales son las menstruaciones dolorosas, la llamada dismenorrea. Existen dos tipos: la primaria y la secundaria.
En el primer caso, el dolor (en el abdomen, a veces irradiando hacia la espalda baja) se produce porque el útero tiene contracciones que son provocadas por la liberación de prostaglandinas, que causan inflamación. La sufren el 50 % de las mujeres en algún momento de su vida. Casi todas las adolescentes la padecen y en la mayoría de los casos mejora con el embarazo, pero su causa se mantiene desconocida.
El tratamiento consiste en evitar la liberación de estas sustancias con antiinflamatorios.
Lo importante, dato que pocas conocen, es que esta medicación no es un analgésico, sino que lo que hace es prevenir el dolor. Por eso tomarla cuando éste ya apareció es tarde. Se debe empezar con la medicación uno o dos días antes de que se presente el período, todos los meses.
La dismenorrea secundaria es un caso menos frecuente y más delicado. La mujer que la padece siente un dolor intenso que no se daba anteriormente.
Por lo general esto es en realidad un síntoma de endometrosis, que se presenta cuando el tejido del endometrio, que es lo que cubre la parte interna del útero y lo que se libera en cada período menstrual, crece en otros lugares del cuerpo, como los ovarios o las trompas.
Al llegar el período se elimina hacia adentro del cuerpo y se adhiere a diferentes órganos como los ovarios y las trompas. Esto produce fuertes dolores y es una de las principales causas de infertilidad.
Se diagnostica con laparoscopia, método que no sólo permite el diagnóstico, sino también la eliminación de focos que resulten peligrosos. En algunos casos, es necesario interrumpir mediante terapia hormonal la ovulación y con ella la menstruación durante unos meses para asegurarse de que no ha quedado tejido endometrial fuera del útero.
Otras menstruaciones dolorosas también se pueden dar por la presencia de fibromas, adenomiosis, inflamación de las trompas de Falopio y las uniones fibrosas anormales entre órganos. En todos los casos no hay que asustarse, pero sí consultar al médico lo antes posible.
La distinción entre primaria y secundaria es importante porque en el primer caso es algo propio de esa mujer. En cambio, en el segundo, hay una enfermedad y es ésta la que produce el dolor.
Otras irregularidades
También se encuentran los trastornos en la cantidad. Estas se denominan hipo e hipermenorrea. En el primer caso se trata de poca cantidad de flujo menstrual. Es rara, ya que para que haya poco sangrado tiene que haber poco tejido endometrial, pero puede suceder cuando hay adherencias dentro del útero que, al ocupar lugar, no permiten que éste cumpla su función adecuadamente.
Su opuesto es hipermenorrea, es decir, cuando hay mucha pérdida. Se presenta cuando existen problemas en el útero que no permiten una buen contracción y retracción. Es natural que las mujeres notemos un aumento del flujo menstrual luego del primer parto en relación a nuestros ciclos antes del embarazo.
Además, existe otra irregularidad denominada metrorragia y se trata de pérdidas fuera de la menstruación. Se da por dos motivos: orgánica (cuando hay algo que sangra como un fibroma, cólico o una llaga) y funcional (es un problema de mal funcionamiento hormonal). En ambos casos, se debe consultar al especialista para realizar el tratamiento correspondiente.
Algunas sufren de hemorragias posmenopáusicas, que también pueden ser orgánicas o funcionales. En este caso es conveniente advertir que pueden darse por haber recibido hormonas, ya sea con la terapia de reemplazo hormonal y hasta por algunas cremas de belleza que contienen estrógenos. Las hormonas pueden provocar que el útero comience a crecer nuevamente y produzca una pseudomenstruación.
Cabe aclarar que algunas sufren una metrorragia frecuente, totalmente normal y que se produce en la ovulación. Este se debe a la caída de hormonas y es beneficioso, ya que permite saber con exactitud el día de la ovulación.
Los especialistas nos advierten que ninguna de estas irregularidades es grave. Lo que sí puede serlo es la causa que la produce. Además, recomiendan que todas las mujeres deben consultar al médico cuando después de los 18 años tienen ciclos menstruales irregulares y cuando tienen cualquier alteración del ciclo fuera de los períodos normales entre 21 y 35 días. Por supuesto, descontando el chequeo anual.
¿Qué usamos para esos días?
Los especialistas resaltan que uso de tampones o toallas higiénicas es una decisión absolutamente personal y que cada mujer use lo que mejor le resulte, más allá de su edad.
Existen algunas salvedades. Por un lado, los tampones han sido indicados por investigaciones extranjeras como probable causa de la enfermedad inflamatoria pélvica, una infección seria. De allí la recomendación de cambiarlo dos o tres veces por día como mínimo que dan algunos médicos. Otros directamente los desaconsejan.
Por otro lado, las toallitas no ocasionan ningún inconveniente, pero es aconsejable utilizar las más inertes posibles, ya que en algunos casos se dan reacciones alérgicas provocadas por su perfume o desodorante. Estas reacciones son de picazón, ardor o enrojecimiento en la zona de contacto. La solución es simplemente cambiar de marca.
¿Por qué los anticonceptivos regularizan los ciclos?
El tratamiento más recomendable para la mayoría de las irregularidades en la menstruación son los anticonceptivos. Pero… ¿cómo funcionan?
Durante el período que va desde la menstruación a la ovulación el cuerpo fabrica únicamente estrógenos. En cambio, de la ovulación a la menstruación se producen estrógenos y progesterona. Si no se da un embarazo, el ovario deja de fabricar estrógenos y progesterona La falta de estas hormonas es lo que hace que el endometrio se elimine y así se produzca la menstruación. El tratamiento de estas pastillas consiste en dar estrógeno durante los primeros 14 días. Luego de una semana, estrógeno y progesterona y, al suspenderlos, la mujer tiene su menstruación a los pocos días.