Alergia a los ácaros del polvo:
La
expresión común de “alergia al polvo” es propiamente traducida como
“alergia a los ácaros del polvo”. Los ácaros son los responsables de un
gran número de alergias respiratorias.
Los ácaros prefieren los ambientes cálidos y húmedos y se nutren de
fragmentos biológicos como por ejemplo las descamaciones microscópicas
de nuestra piel. Los ácaros viven y se proliferan en abundancia (y su
difusión va en aumento) en nuestras casas, y muy particularmente dentro
de cojines y colchones.
Pasamos cerca de un tercio de nuestra vida en la cama, y ello significa
que un tercio de nuestra vida está en estrecho contacto con los ácaros.
Los ácaros no viven en bajas temperaturas ni por encima de los 1.500
metros, por lo que las vacaciones en alta montaña son muy aconsejables
para estos alérgicos.
Algunas indicaciones para hacerles la vida difícil a los ácaros
Limpieza
- Usar regularmente el aspirador (preferiblemente los dotados con filtro antiácaros)
- Los
sistemas de aire acondicionado deben ser cerrados o estar dotados con
un filtro de aire que deberá cambiarse frecuentemente, al menos cuatro
veces al año. - Para no
respirar el polvo que se levanta mientras se limpia, utilizar un trapo
húmedo y utilizar una mascarilla que proteja boca y nariz y,
eventualmente, cubrir también la cabeza.
Decoración
- Evitar
todo objeto que pueda atrapar el polvo, sobre todo en el dormitorio.
Por ejemplo: moquetas, cortinas, alfombrillas, tapicerías de tela,
objetos decorativos en la pared, tapetes, cuadros y libros.
Dormitorio
- Eliminar
los colchones, cojines y fundas que contengan materiales de origen
animal o vegetal como la lana, yute, cáñamo, fibras vegetales, heno,
paja o crin de caballo, los cuales constituyen un cómodo nido para los
ácaros. - Por el mismo motivo, no decorar la estancia con muebles y objetos tapizados.
- Utilizar
colchones y cojines de goma-espuma o látex, o bien recubrirlos con
materiales sintéticos no porosos e impermeables para los ácaros. - Utilizar sábanas y cubrecamas que puedan lavarse a más de 55º: a esa temperatura el ácaro no sobrevive.