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Contrariamente a lo que suele pensarse, la jubilación no es un hecho que provoque un sentimiento negativo en la persona que abandona el mercado laboral. Casi un tercio de esta población afirma que su salud mental y física mejoró en el periodo inmediato a la jubilación, mientras que otro 50% no observa cambio alguno.

Existen algunas empresas en las que existen consejeros (el psicólogo, por ejemplo) que pueden ayudar a guiar al trabajador en este proceso. Se ha de contar con las características personales de éste (por ejemplo si disfruta trabajando), sus ingresos económicos, sus planes para el futuro, su estado físico para seguir desempeñando la actividad…

Según las diferentes sociedades, la jubilación toma diferentes matices: puede haber una edad concreta en la que se tome, puede hacerse anticipada bajo ciertas circunstancias, puede ser de libre opción… Pero sobre todo, hay que tener muy en cuenta que independientemente de la sociedad en la que se viva, un trabajador puede seguir produciendo (en la manera que sea, incluso en actividades de voluntariado) una vez que está jubilado. El dejar de trabajar en un oficio no significa el dejar de aportar bienes. Muchos jubilados/as encuentran su forma más gratificante de aportar a la sociedad y aportarse a sí mismo en los trabajos como voluntarios.

En general, la mayoría experimentan un aumento de su satisfacción con la vida después de la jubilación que se ve aumentado si, previamente, llevan a cabo una preparación hacia esta etapa.

¿Cómo prepararte para la jubilación?

1. Desaceleración: A medida que se envejece es conveniente el ir reduciendo la carga de trabajo y las responsabilidades. El cansancio físico y psíquico acumulado a lo largo de la vida suelen demandarlo por regla general. Aunque así no fuese y el trabajador disfrutase de su actividad, va a resultarle más cómodo el adaptarse a su nueva forma de vivir. De esta manera, la entrada en su nueva etapa de la vida será continuada y no representará un salto brusco.

2. Planeación de la jubilación: El planear qué tipo de vida se va a llevar y qué objetivos se van a desarrollar aumenta la seguridad de seguir un ritmo vital. Si se pasa del estado de actividad que representa un trabajo (gran estimulación) a la absoluta inactividad del que nada tiene que hacer y nada se plantea (muy baja estimulación), el estado emocional puede variar por completo. Es por ello que algunas de estas personas pueden caer en estados apáticos e incluso depresivos.

3. Vida de jubilado: Hay que enfrentarse a las circunstancias que entraña el dejar de trabajar y la vida que se va a desarrollar. Proyectarse en el futuro para plantearse cómo será la vida en esa situación. Si no existen proyectos de futuro, la vida se presenta como una continuación de momentos destinados al aburrimiento. Esta etapa ha de plantearse como un descanso para realizar todas aquellas actividades que siempre se han querido hacer pero no ha existido tiempo de realizarlas.

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