Divorcio de Alec Wildenstein y Jocelyn Wildenstein. Un divorcio de 2.500 millones de Dólares.
Alec Wildenstein Nathan nació el 5 agosto 1940 y murió el 18 febrero 2008, fue un multimillonario empresario francés, marchante de arte, propietario de caballos de carrera, y criador.
En 1977, su familia compró una participación del 49% en el caso Wildenstein en el 66.000 acres (270 km2) Ol Jogi Ranch en el distrito de Laikipia en Kenya.
En 1985, la familia adquirió la propiedad completa. Conoció a Jocelyne Périsset (nacida el 05 de agosto 1940) cuando ella era un huésped en Ol Jogi Ranch y se casaron el 30 de abril de 1978.
Tuvieron una hija, Diane, seguido de un hijo, Alec. Jr. Sus proceso de divorcio entre 1997 y 1999 ganó una amplia cobertura mediática de las revelaciones acerca de los hábitos de consumo extravagantes de la pareja y la afición de Jocelyn Wildenstein para la cirugía plástica. Wildenstein murió a los 67 años en 2008 de cáncer de próstata. Él le sobreviven sus dos hijos y su segunda esposa, Liouba Stoupakova, natural de Rusia con quien se casó en 2000
Alec, es el hijo del magnate Daniel Wildenstein, fallecido a los 84 años. Jocelyn asegura que, aún después de la muerte del patriarca, ese es el único atributo de Alec. Su hermano, Guy, es el que lleva en estos momentos las riendas de Wildenstein & Company, un imperio valorado en 5.000 millones de dólares.
Los Wildenstein forman parte de una dinastía judío-francesa de marchantes de arte y propietarios de cuadras nacida en 1870. La formación de la inmensa e incalculabe fortuna está rodeada de misterio. La familia ha combatido en los tribunales las insinuaciones sobre sus negocios con los nazis durante la ocupación alemana de Francia y se ha enfrentado a la clase política gala, que la acusó de pagar sobornos para sacar piezas de arte del país.
Además de las posesiones inmobiliarias, el clan tiene importantes galerías de arte, dos de ellas en Nueva York, y fondos pictóricos y escultóricos almacenados en cajas de seguridad suizas y hasta en un búnker antinuclear al norte de Nueva York. Alec ha confesado que ni ellos saben la riqueza artística que manejan. Hay pinturas que ni yo he visto y que fueron compradas por mi tatarabuelo. Durante su pelea judicial para incrementar su dote de divorcio, Jocelyn insinuó que Daniel Wildenstein tenía un Vermeer que no figura entre las 35 obras conocidas del pintor, cuyo valor podría superar los 100 millones de dólares.
Biografía de Jocelyn Wildenstein.
Su nombre real es Jocelyne Périsset. Jocelyn Perisse nació el 5 de agosto de 1940 dentro de una familia de clase media en Lausana, Suiza. Gracias a su destreza como cazadora y piloto, el traficante de armas saudí Adnan Khashoggi le presentó a Alec Wildenstein en un viaje a Kenia en los años 70. Él era el heredero de Wildenstein and Company, una de las galerías de arte más prestigiosas y rentables del mundo con oficinas en Nueva York, Tokio y París.
Jocelyn Wildenstein es una mujer de sociedad que ha sido vista con frecuencia en los medios a causa de sus numerosas cirugías plásticas.
Conoció a su ex marido cuando fue invitada un fin de semana a una propiedad del multimillonario Alec Wildenstein, uniéndose en matrimonio el 30 de abril 1978, en Las Vegas. La pareja tuvo dos hijos, Diane y Alec Jr.
Su divorcio no fue nada amistoso ya que encontró a su marido en su dormitorio con un modelo Ruso de 19 años, esto transformó la separación en un gran escandalo. Recibió 2.5 mil millones de dolares en el acuerdo de divorcio.
Jocelyn se hizo múltiples cirugías en el rostro, al principio lo hizo para complacer a su marido, ya que a él le gustan los gatos grandes y ella quiso parecerse a uno de ellos, aunque para muchos parezca nada natural, ella se vé y se siente muy hermosa.
De profesión: Rica divorciada, amante de las fieras y del arte, y devota del bisturí. Objeto continuo de bromas zoológicas, pero siempre triunfadora en la página 6 del New York Post, termómetro de la fama local. Porque, en la jungla de las socialites (las profesionales de los eventos de la clase alta), Wildenstein conserva su estatus. A garras, no hay quien la gane, de momento.