Frecuentemente olvidamos una fuente importante de contaminación ambiental a la que estamos sometidos: el aire cargado de humo de tabaco que producen los fumadores.
El fumador pasivo es aquella persona que, pese a no ser fumadora, aspira este humo.
Hoy en día sabemos que el tabaquismo pasivo no es solo una cuestión de respeto y cortesía hacia los demás, sino que supone un riesgo para la salud.
El tabaco produce dos tipos de humo
La combustión espontánea del cigarrillo desprende un humo, llamado corriente lateral o secundaria, que es particularmente nocivo, por que contiene partículas y sustancias peligrosas en concentraciones superiores a las contenidas en el humo que aspira directamente el fumador.
Una persona no fumadora expuesta a un ambiente cargado de tabaco absorbe cantidades elevadas de estas sustancias.
Un humo con efectos graves sobre la salud del no fumador
Sabemos que los hijos de padres y/o madres fumadores presentan más trastornos de nariz, de oreja y de cuello, más infecciones y problemas respiratorios. En los niños asmáticos, el tabaquismo pasivo puede favorecer y agravar las crisis de asma.
Se ha visto que los adultos sometidos durante años al tabaco ambiental tienen el doble de posibilidades de padecer un cáncer de pulmón. En los pacientes respiratorios y cardíacos, puede agravar el curso de la enfermedad y empeorar su pronóstico y tratamiento.
En la mujer gestante, el tabaco, tanto si es voluntario como involuntario, produce complicaciones durante el embarazo y trastornos en el desarrollo del feto o bebé.
Una contaminación ambiental que nos afecta a todos
Todos nosotros estamos expuestos al humo del tabaco:
- En el trabajo, donde el tabaco puede añadirse a otros contaminantes ambientales.
- En los transportes públicos, bares, restaurantes, discotecas y recintos deportivos, muy cargados, y frecuentemente poco aireados.
- Y también en el hogar o el coche, donde los más pequeños son los más afectados.
El derecho a respirar un aire sin humo de tabaco
Hay un derecho de los que no fuman a respirar aire sin humo de tabaco que esta recogido en una serie de leyes y decretos y que los responsables de los espacios públicos, especialmente si son lugares cerrados, han de hacer respetar.
Se han de crear áreas para fumadores claramente rotuladas y un espacio sin señalización ha de ser una zona sin humo.
Donde trabajen mujeres embarazadas, donde se manipulen alimentos y donde el riesgo del tabaco se combine con el de un contaminante industrial, tienen que ser zonas sin humo de tabaco.
¿Qué podemos hacer para no ser fumadores pasivos?
Informemos a nuestros familiares, amigos y compañeros fumadores de que el humo del tabaco nos molesta y que no queremos sufrir sus efectos. Con los que nos conocen y aprecian nos será más fácil llegar a un buen entendimiento.
En casa, retiremos los ceniceros, situemos señales simpáticas en algunos lugares estratégicos, etc. En el coche, pongamos señales visibles, introduzcamos caramelos o chicles sin azúcar en los ceniceros, etc.
Si el aire esta viciado por el tabaco, podemos abrir ventanas o puertas, utilizar velas antihumo, pedir a los fumadores que apaguen el cigarrillo o se acerquen a lugares más ventilados.
La cortesía y las buenas maneras han de estar siempre presentes. No lo olvidemos!
Usted es importante en la tarea de mostrar a los demás que el hábito de fumar es peligroso tanto para el que fuma como para los que le rodean.
Ahora ya conoce qué es ser fumador pasivo, actúe en consecuencia y colabore con nosotros.