Procurar que tu hijo/a realice diferentes actividades físicas junto con otros niños/as de su edad, siempre que se lleven a cabo correctamente, es una de las formas más sanas y divertidas de mantener el equilibrio y favorecer su desarrollo físico, psicológico y social.
Todas las facetas de su personalidad van a verse reforzadas si dedica parte de su tiempo libre a jugar y practicar deporte al aire libre. Que haga ejercicio y se relacione con los demás, no solo le va a ayudar a reforzar su capacidad muscular y mental, sino que también va a permitirle moldear su carácter y aprender el significado de las palabras cooperación, respeto y paciencia; los sólidos cimientos de una buena educación.
Todo son beneficios
Si quieres comprobar cuáles son los beneficios que la actividad física ofrece a tu pequeño/a; atenta, porque realmente te vas a sorprender.
Practicar ejercicio diariamente contribuye a su crecimiento y facilita el desarrollo de sus músculos, articulaciones y órganos. Mientras más corra, nade, respire aire puro y, en definitiva, juegue, mayores posibilidades tendrá de crecer. Los ejercicios de estiramiento y flexibilidad son los más indicados en este caso concreto.
El sistema nervioso también se verá reforzado, acentuándose notablemente su flexibilidad, coordinación y sentido del equilibrio que, como sabes, son unas de las características más importantes que van a permitirle controlar y dominar perfectamente, y en un futuro, su propio cuerpo. Para tener consciencia de uno/a mismo/a, es imprescindible desarrollar todas y cada una de estas facetas.
Además de ayudarle a estar mucho más en forma físicamente, hacer ejercicio y practicar deporte también refuerza su capacidad intelectual. Cuando tu hijo/a consigue descargar toda su ansiedad, está mucho más tranquilo/a y puede concentrarse en sus estudios con mayor facilidad. Realmente, en este caso podemos aplicar la famosa frase clásica: “Mens sana in corpore sano”.
Alcanzar metas y fijar nuevos objetivos puede ayudarle a mejorar su autoestima. En el momento en que tu pequeño/a consigue, cada vez con mayor facilidad, todo aquello que se propone y necesita plantearse nuevos retos, ha dado un gran paso hacia adelante. Esta capacidad de superación va a darle muchísima confianza en sí mismo/a.
Practicar deporte es una buena terapia para canalizar la agresividad que tu hijo/a va acumulando a lo largo del día tanto en la escuela como en casa. La actividad física actúa como válvula de escape ante las numerosas tensiones y rabietas que le afectan.
Por medio del juego, tu hijo/a aprende las normas básicas de la sociedad. Llega a entender que no siempre se puede ganar y acepta con deportividad las derrotas. Por otro lado, respeta tanto las reglas del juego como las decisiones del resto de los compañeros que participan. Al compartir toda esta serie de experiencias con los demás, tu hijo/a se enriquece con la gran diversidad de opiniones y formas válidas de actuar.
Por otra parte, practicar cualquier tipo de actividad en equipo es una de las formas más fáciles y eficaces de hacer nuevas amistades y estrechar aquellas que ya están consolidadas.