Ella quiere, él todavía no o viceversa. La idea de tener un hijo algunas veces puede ser un anhelo no compartido. ¿Qué hacer cuando en una pareja las ganas de tener familia traen controversias? ¿Crees que el hecho de no querer tener un hijo puede ser motivo de separación en una pareja?
A veces es ella la que sueña con el embarazo, otras es él el que quiere tener un bebé. Hay parejas que no pueden encontrarse cuando piensan en tener un hijo y esta situación es mucho más frecuente de lo que se cree. A menudo cuando un embarazo no llega por sorpresa o luego de un tiempo de ser buscado, es necesario que se viva un proceso para que el hombre y la mujer coincidan en las ganas de ser padres. Pero, ¿cómo llegar a un acuerdo con un tema tan delicado?
En primer lugar, con el diálogo. Los deseos y necesidades de cada miembro de la pareja deben respetarse por igual, cada uno tendrá sus razones frente a la importante posibilidad de agrandar la familia.
La pareja y la opción de tener un hijo
Cuando entre un hombre y una mujer se establece una relación afectiva duradera, el deseo de convivir o casarse suele llegar naturalmente. Cuando este paso se consolida a través de la convivencia, se da a partir de un deseo mutuo de seguir avanzando en el amor conyugal, y entonces es muy probable que con el paso del tiempo aparezca el deseo de tener un hijo. Ingresar a esta nueva etapa, sin que existan presiones, seguramente afianzará aún más la relación. La llegada de un hijo en el momento adecuado para ambos será entonces como dice el refrán, un verdadero fruto del amor.
Sin embargo, hay ocasiones en las que la pareja no encuentra ese punto mutuo de deseo. Esto no es alarmante y seguramente se trate de una instancia más de crecimiento.
Muchas parejas se angustian cuando esta situación se presenta. La desesperación o el enojo son el camino equivocado. Tampoco es conveniente que alguna de las partes desista de su negativa frente al deseo insistente de la persona que quiere o por temor a que la pareja se quiebre porque no llega un acuerdo.
Es probable que frente a un deseo muy fuerte de tener un hijo se entremezclen ciertos factores ligados a la relación de pareja en sí misma. Conviene preguntarse, por ejemplo, si estas ganas no responden a una manera de querer distraer la atención de algunos problemas de pareja. Es frecuente que esto pase, lo que cuesta es tomar conciencia. Pero a la larga siempre será más positivo poder contactarse con lo que verdaderamente pasa, a buscar una salida que involucre a un tercero.
Traer un nuevo integrante a la familia posiblemente restablezca algún equilibrio perdido, aunque si los problemas no son tratados suelen aparecer nuevamente.
Por otro lado, un bebé que se tuvo para unir a una pareja problemática, deberá sobrellevar una responsabilidad que no le corresponde. Ansiedades, desencuentros, sensaciones de vacío o malestares, son estados emocionales que la pareja tiene que hablar para mejorarlos. Superar estas pequeñas o grandes crisis en el momento adecuado, hará que el hombre y la mujer crezcan, se fortalezcan como pareja y se predispongan a vivir nuevas etapas mejor posicionados.
Cuando él dice que no
Muchas veces es el hombre el que presenta la negativa. Las razones pueden ser diversas y únicas a cada persona en particular. Pero puede ocurrir que un futuro padre primerizo no se sienta preparado ante tal responsabilidad.
Con frecuencia suele decirse que el hombre siempre tarda un poco más en madurar ciertos aspectos de su personalidad, en especial aquellos que están relacionados con lo afectivo y lo emocional. En parejas jóvenes esto es bastante común y conviene recordar que acorralar al hombre para que asuma una responsabilidad tan delicada como la de su paternidad no es bueno. La presión no ayuda a resolver, sino que aumenta los temores e impide que se pueda modificar la situación.
La madurez psíquica de una persona es un proceso paulatino que a veces puede no corresponder exactamente con la edad cronológica. Esto no es sinónimo de que algo esté mal, sino simplemente demuestra que cada persona tiene su tiempo y su manera particular de desarrollarse.
También es probable que el varón sienta, inconscientemente o no, miedo a que ella sólo tenga tiempo para su futuro bebé. Aunque algunos se avergüenzan de experimentar estos sentimientos, son bastante naturales. Este miedo podrá superarse más rápidamente de lo que se cree, si se lo puede expresar y ser escuchado sin recibir reproches o juicios calificativos.
Otro tema importante es el económico. Si existe una situación económica muy apremiante, conviene esperar a que se estabilice un poco para que los padres tengan una mayor tranquilidad y piensen que si hay amor los factores materiales de alguna manera se resolverían.