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Pocas son las ciudades del mundo que presentan un atractivo tan irresistible al ser humano como la pequeña ciudad de Belén, debido a que ella encierra numerosos lugares sagrados que recuerdan la presencia divina, y porque allí sucedió hace 2014 años el nacimiento de cristo, hecho memorable que dividió la historia de la humanidad en dos eras.

Belén, una ciudad bíblica

Belén, cuna de Cristo, y también lugar sagrado para los judíos y musulmanes, era ya famoso antes del nacimiento del Salvador. Su nombre aparece mencionado 53 veces en las Sagradas Escrituras: 45 en el Antiguo Testamento y 8 en el Nuevo Testamento, bajo los nombres de Bethlehem. Errata y Bet – lehem- Judah; no obstante la primera mención conocida que se hace dél procede de egipto, y data del siglo XIV a JC. En documentos que datan de la época de Amenofis III y de su hijo Amenofis IV, se menciona una pequeña ciudad situada al Sur de Jerusalén, a la que se llama Bitilu Lahama, cuyo nombre sería transformado en el hebreo Beitlehem “casa del pan”, y más tarde sería conocida por los árabes como Baittlahm “casa de la carne”.

Ciudad de Belen y sus tradiciones de Navidad

La primera mención que hace la Biblia de Belén aparece en el Génesis 35:19. Según narra el texto sagrado, el patriarca Jacob perdió cerca de allí a su esposa Raquel, mientras daba a luz a su hijo Benjamín. Jacob sepultó a Raquel en el camino de Errata, que es Belén.

Uno de los libros más hermosos del Antiguo Testamento, el linro Rut, también tiene por escenario a la pequeña ciudad de Belén. Rut, mujer maobita, era viuda de una israelita que se había expatriado para huir del hambre. Cuando Noemí, su suegra, regresó a Canaán, ella la siguió. En Belén, Rut conquisto el corazón del rico Booz, el cual contrajo matrimonio con ella. Tuvieron un hijo, Obed, padre de Isaí o Jese, abuelo del rey David y antepasado de Jesús.

Mapa donde se encuentra la ciudad de Belen donde nacio Jesus Sobre le mismo sitio donde la tradición emplaza el nacimiento del Salvador se levanta un monasterio a semejanza de fortificación, que se divide en tres claustros separados: de los franciscanos, griegos y armenios, con una gran iglesia en forma de cruz. La última, llamada Basílica de la Natividad o Santa María de Praesepio, es un monumento venerable por su antigüedad e historia. Fue edificada en el año 330 por orden de la emperatriz Elena, restaurada por Justiniano (527-565), adornada con mosaicos en 1169 y dotada de un silla con dosel veneciano en 1482 por el duque Felipe de Borgoña y Eduardo IV de Inglaterra. Esta iglesia de grandiosa sencillez consta de cinco naves; la mayor tiene 44 columnas de mármol bizantinas y está separada por un muro del crucero y el ábside. Cada una de las tres confesiones mencionadas tiene un paso propio a la Gruta Santa, que se halla bajo el coro y donde se dice que tuvo lugar el nacimiento de Cristo.

La gruta está revestida de mármol oscuro y pulido, señalando una estrella de plata el lugar de nacimiento del Redentor con la inscripción: “Hie de Virgine Maria Jesus Christus natusest” (Aquí nació Jesús el Cristo, de María Virgen). Tiene 12,4 metros de longitud. 3,9 de anchura y 3 de altura. Se enseña otra parte memorable también, en la cual se cree que San Jerónimo tradujo la Vulgata y una tercera donde se supone estuvo enterrado Eusebio, el historiador de la Iglesia.

La tradición también ha santificado muchos lugares aledaños a Belén. A la izquierda del camino, a poco más de un kilómetro del poblado, se enseña la tumba de Raquel, la madre de José y Benjamín. Los mahometanos, que tienen el lugar por sagrado, han erigido en él una capilla con su cúpula. Al sureste de Belén un valle de praderas se indica como el lugar donde el Ángel anunció el nacimiento del Salvador. Muy cerca se encuentran las ruinas de la iglesia Gloria in excelsis. Según la tradición, Abraham edificó en este punto un altar, y Jacob, según la misma tradición, vivió en este lugar a su regreso de Mesopotamia. En los campos vecinos, David apacentaba los ganados de su padre. En el camino al Hebrón a 6 kilómetros de Belén, se hallan aún tres grandes estanques del rey Salomón, cortados en la roca, que proporcionaron agua a la capital durante varios siglos, por medio de canales.

Belén la única

Belén, que adquirió importancia después de la aparición del cristinanismo, desde los primeros siglos de nuestra era ha sido un lugar muy codiciado, y visitado por moros y cristianos. Durante la segunda revuelta judía, capitaneada por el famoso Ver Kokhba (el hijo de la estrella),y aplastada en el año 135, los romanos establecieron allí una guarnición. Durante las cruzadas, los árabes destruyeron la ciudad, y fue reconstruida por los francos, que edificaron un fuerte junto al convento.

Ciudad de Belen nacimiento de Jesus

Los reyes francos iban a Jerusalén a ser coronados en Belén, en recuerdo de la coronación de David por Samuel. En el año 1109 fue creada la sede episcopal de Belén-Ascalón, cuyos obispos, desde la mitad del siglo XIII, residían en Chamecy, Francia. Saqueada por los kharesmios en 1244 y nuevamente destruida en 1489, no se levantó de su postración hasta estos últimos siglos. En 1378 fue creada la diócesis de Belén-Chamecy, que fue suprimida por el (Concordato de 101. En 1840 Gregorio XVI reunió el título de Belén in perpetuum a la abadía independiente de Agauna, en Suiza.

Belén, que en la actualidad es uno de los principales centros de peregrinación, es una ciudad que encierra el mismo misterio de antaño y es la única donde la Natividad se celebra tres veces en el año. Primero tiene lugar la celebración de los latinos, los días 24 y 25 de diciembre. Doce días después, el 6 de enero, la celebra la Iglesia Ortodoxa. Por último entre el 17 y 18 de enero, la celebran los armenios, que combinan Navidad con Epifanía, tal como hacía la Iglesia Cristiana en los primeros siglos de nuestra era.

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