La alergia es cambiante; tanto puede ir a más como a menos. El hecho de tener una alergia leve, por ejemplo en los bronquios, hace que estos tengan cierto grado de inflamación crónica. Así, es más fácil que, cuando se añaden otros factores, como contaminación o infecciones, los bronquios tengan menor capacidad de defensa, y entonces se presenten los síntomas típicos de asma, aunque habitualmente nos encontremos bien.
Si no identificamos la sustancia que causa la alergia, lo más probable es que vaya a más, y que los síntomas empiecen a hacerse más frecuentes.