Aunque este ritual se asocia con la Navidad, no está directamente relacionado con ella. En una fábula escandinava. Baldur, el dios de la luz y de la primavera, comenzó a soñar que peligraba su vida.
Su madre, Frigga, diosa del amor, recorrió el mundo entero pidiéndole a todo, tierra, aire, fuego y agua, que le prometieran no hacer daño a su hijo. Sin embargo, se le olvidó pedírselo al muérdago, planta parásita que se adhiere a los árboles y que por tanto, no crece de ninguno de los cuatros elementos. Loki, el dios del fuego, envidioso de Baldur, finalmente logró que lo asesinaran con un dardo de muérdago.
Cuenta la fábula, que las lagrimas de la madre de Baldur se convirtieron en las bayas o granos blancos de la planta y que ella decretó que jamás volviera a a usarse como arma.
Por el contrario, ofreció que en el futuro, besaría a quienes encontrara bajo el muérdago. Posiblemente el colgarlo durante la Navidad, proviene de la creencia que asegura que si al final del año una chica aún no ha sido besada bajo el muérdago, no se casaría tampoco durante el año siguiente. Las que si son besadas, deben retirar cada vez una baya o grano.
Cuando la rama de muérdago haya quedado sin granos, perderá su poder y habrá que reemplazarla por otra nueva.