Los celíacos son personas que, por una predisposición genética, reaccionan a la ingestión del gluten, proteína presente en trigo, avena, cebada, y centeno.
Ingerir gluten les provoca una lesión en las vellosidades del intestino delgado que afecta la capacidad de absorber los nutrientes de los alimentos. Las sustancias no absorbidas aumentan el número y el volumen de las evacuaciones.
Se desconoce cual es el límite exacto tolerado por los celíacos, por lo que el consumo de gluten debe ser cero para evitar complicaciones. Por otra parte, el hecho de ingerir gluten y no manifestar síntomas no quiere decir que se esté tolerando, ya que está demostrado que pequeñas cantidades de gluten pueden dañar severamente las vellosidades intestinales o provocar otras alteraciones.
Los síntomas más frecuentes en el celíaco son:
Pérdida del apetito y de peso, diarrea crónica, distensión abdominal, alteraciones del carácter y retraso del crecimiento en el niño. Sin embargo, tanto en el niño como en el adulto los síntomas pueden ser atípicos o estar ausentes, dificultando su diagnóstico.
La celiaquía es una de las enfermedades gastrointestinales crónicas más frecuentes en niños y adultos (afecta a 1 de cada 250 personas), y su diagnóstico correcto solo se consigue tras una biopsia intestinal. El retraso en el diagnóstico y/o la ausencia de un tratamiento adecuado puede conllevar complicaciones tales como malnutrición, depresiones psíquicas, infertilidad masculina y femenina, abortos de repetición y mayor riesgo de padecer determinados tipos de cáncer. La enfermedad celíaca también puede asociarse a otras enfermedades crónicas comola diabetes, la epilepsia y la dermatitis herpetiforme.
Una vez que la enfermedad está diagnosticada, el tratamiento consiste en abandonar durante toda la vida el consumo de cereales que contengan gluten. Esto da lugar a que las vellosidades intestinales -que estaban atrofiadas-, se desarrollen, aumentando la superficie absorvente del intestino. Desaparecen los síntomas y los signos de la enfermedad y se consigue un estado de salud normal.
A partir del diagnóstico médico, el celíaco debe basar pues su dieta en alimentos naturales: legumbres, carnes, pescados, huevos, leche, frutas, verduras, hortalizas, tubérculos, grasa comestible, azúcar, y cereales sin gluten: sólo el arroz y el maíz.
Quien padezca ésta enfermedad debe evitar cualquier producto que lleve como ingrediente trigo, avena, cebada, centeno, triticale y/o productos derivados de ellos: almidón, harina, panes, pastas alimenticias, etc. Los productos derivados de esos cereales y los alimentos elaborados y/o envasados deben evitarse ya que en ellos es más difícil garantizar la ausencia de gluten. Como norma general, deben eliminarse también de la dieta todos los productos “a granel”, los elaborados “artesanalmente” y los que no estén etiquetados, ya que no se puede comprobar el listado de ingredientes.
Por otra parte, entre las medidas de prevención que debe observar el celíaco, también está el no adquirir panes de maíz fuera de las panaderías que recomiendan las asociaciones de celíacos, ya que la elaboración de un pan sin gluten en una panadería que trabaja con harinas de trigo conlleva un alto riesgo de contaminación, y el hecho de utilizar ingredientes sin gluten no garantiza la ausencia de gluten en el produto final, si no se han tomado las medidas adecuadas.