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Con los cubiertos de pescado, pala y tenedor, y siempre y cuando no nos hubieran servido una pieza entera, en cuyo caso cortaríamos primero la cabeza, empezaremos por localizar la espina dorsal para efectuar un corte que siga su trazado y levantar los dos filetes superiores.

De esta manera podremos retirar sin problemas la espina central y las raspas laterales.

Si lo haces así, pocas serán las espinas que te lleves inadvertidamente a la boca.

Si, pese a todo, se cuelan algunas, no tengas el menor reparo en quitártelas y dejarlas en el plato.

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