– Cuando entremos en una sala de espera dirigiremos un saludo general a todos los presentes.
– Nos sentaremos si hay algún asiento libre, aunque estando siempre dispuesto a cederlo si se presenta alguien con apariencia de necesitarlo.
– Seamos discretas/os; recurrir a las revistas que suele haber en las salas de espera es un buen método para mantener esta discreción.
– No hagamos pública ostentación de nuestros problemas; todos los que están allí tienen los suyos y para algunos puede resultar incluso dolorosa o deprimente nuestra relación.