La tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa. Se transmite por vía aérea, al igual que el resfriado común. Sólo transmiten la infección las personas que padecen tuberculosis pulmonar. Al toser, estornudar, hablar o escupir, expulsan al aire los gérmenes de la enfermedad, conocidos como bacilos tuberculosos. Basta inhalar una pequeña cantidad de bacilos para contraer la infección.
Agente: Mycobacterium tuberculosis
Infección y transmisión
Una persona con tuberculosis activa no tratada infecta una media de 10 a 15 personas al año. Sin embargo, no todos los sujetos infectados por el bacilo de la tuberculosis necesariamente desarrollan la enfermedad. El sistema inmunológico empareda los gérmenes que, aislados por una gruesa envoltura cérea pueden permanecer en estado latente durante años. El riesgo de enfermar aumenta cuando el sistema inmunológico de la persona está debilitado.
Cada segundo se produce en el mundo una nueva infección por el bacilo de la tuberculosis.
Una tercera parte de la población mundial está actualmente infectada por el bacilo de la tuberculosis.
Del 5% al 10% de las personas infectadas por el bacilo de la tuberculosis (y que no están infectadas por el VIH), enferman o son contagiosas en algún momento de sus vidas. Las personas con coinfección por el VIH y la tuberculosis tienen muchas más probabilidades de enfermar por tuberculosis.
En principio el comienzo de la enfermedad suele ser con afectación pulmonar y los síntomas son:
Tos débil persistente. Fiebre de 38 ºC. Cansancio constante. Pérdida de peso. Sudores nocturnos. Pérdida del apetito.
Los síntomas pasan bastante desapercibidos excepto el gran cansancio que es llamativo.
Principales síntomas: Fiebre, cansancio, sudor nocturno; necrosis pulmonar