Los no
NO sentirse culpable. No hay padres perfectos, pero sí bienintencionados. Los problemas familiares son sólo una parte de la historia de un trastorno de la ingesta, y demás en cualquier caso, lo pasado es pasado. Lo importante es saber lo que puedes aportar para ayudar a tu hija / o.
NO permitir que la comida sea un arma.
NO permitir que preocupación por el problema de tu hijo /a le reste atención a tu matrimonio y a tus otros hijos. Hacer que el trastorno sea el centro de atención refuerza y prolonga el problema.
NO compadecer a tu hija /o. Demuéstrale comprensión, pero no la sobreprotejas. Necesita oportunidad de ser responsable e independiente.
NO permitir que sea él /ella quien dictamine horarios y actividades de la familia.
NO intercambies roles con tu hija/o.
NO dejarse manipular.
Los sí
Demostrar a través de actos y de palabras que se la quiere y se la respeta, pero asegurándose de que entienda que tu vida también es importante.
Darle la oportunidad de tomar responsabilidades en la medida que esté preparada /o (sin presionar prematuramente).
Combatir el perfeccionismo.
Tratar de ser paciente y tomar cada día como se presente. Recuperarse de un trastorno de la ingesta lleva su tiempo, si pones toda la concentración en el día que esté recuperado /a, el tiempo parecerá más largo.
Reconocer y respetar sus ideas e ideales aunque difieran de los tuyos. Hablar con él / ella a cerca de las diferencias, pero tratándolo / a como a un adulto con el que se cambian impresiones.
Buscar apoyo en tu pareja o en un familiar o en un amigo cercano. Es bueno poder hablar con alguien de la preocupación o de los sentimientos que acarrea el hecho de tener un hijo /a presa de un trastorno de la ingesta.
Los padres deben mostrarse unidos.