La piel delgada y rojiza del bebé está cubierta
por una sustancia gruesa, blanca y cerosa llamada vernix o unto
sebáceo. Ésta protege la piel del bebé contra las sustancias del
líquido amniótico. Las uñas, párpados y cejas del bebé son visibles. Si
bien el bebé ha evolucionado bastante en su crecimiento, aún le falta
madurar, especialmente su sistema respiratorio y su aparato digestivo. El
gran espacio del que todavía dispone le permite ejercitar sus
movimientos, desarrollando cada vez más fuerza en su musculatura y
seguridad en su coordinación.