Los Aliños.
Existe en la cocina algo de primordial importancia y es saber emplear adecuadamente los condimentos.
No, a todo le sirve el mismo aliño, ni en cantidad excesiva, pues fuera de ser perjudicial para la salud resulta cansador al paladar.
Tenemos por ejemplo especias y hierbas que pueden agregarse a ciertas carnes, a ciertos pescados, pero no a todos por igual.
El ajo es sabroso en pequeñas cantidades. Se aconseja en carnes y guisos, pero no para el pescado.
Lo mismo podemos decir del comino. Donde viene bien, una pequeña cantidad es en el pino para empanadas.
Ralladura de nuez moscada para condimentar carnes o salsas se puede usar con moderación y en forma espaciada.
La pimienta es más neutra que los nombrados anteriormente, se puede espolvorear con ella, o usar entera en los guisados, sacando los granitos antes de servir.
Entre otras especias tenemos el clavo de olor, demasiado aromático y penetrante; la prudencia aconseja ocupar uno o dos cuando más para que su sabor no sobresalga del conjunto.
Para postres finos nada más delicioso que un palito de canela. Se aconseja para hervirlo en leche o en almibar; después se guarda en el azucarero para conservarlo sin que se seque, lo que da al azucar un sabor agradable.