“Especie Elegida” [31-03-2020]
«Es el último aviso para nuestra especie. Estamos ante una crisis que deja el sistema al borde del colapso. Cuando las cosas se hacen mal, van mal. Debemos sincronizarnos con nuestras necesidades si queremos soluciones para el futuro de la especie. Si hubiéramos tenido una conciencia crítica de especie socializada, probablemente esta crisis se habría abortado en el primer momento. Es una pandemia en tiempos de la revolución científica y tecnológica, pero nos ha cogido desprovistos de ideas de organización y de coordinación planetaria, provocando una disrupción en los contextos colectivos y de grupo. La globalización crea uniformidad. En su lugar, lo que debería haber hecho ya la especie humana es una planetización para intentar integrar la diversidad en vez de uniformar. Una crisis, sobre todo, de especie, y, como tal, no tiene solución desde el sistema social y económico. En primer lugar, los sistemas actuales deberían basarse en la interdependencia, no en la jerarquía. Es decir, en la organización, la cooperación y la coordinación. No como ha ocurrido en la historia de la humanidad, al menos, durante los últimos tiempos, en los que en muchas ocasiones líderes poco preparados toman decisiones incorrectas por ambición de poder o por intereses económicos.
Pienso, en serio, que la próxima gran revolución ya no será científica y técnica. La próxima revolución será el éxito de la especie gracias al desarrollo de la conciencia crítica de especie y operativa, y si no, nos esperan el colapso de la especie y la extinción. La conciencia crítica de especie debe estar por encima de cualquier otro interés. Esto significa que debemos comportarnos de manera consciente, sabiendo que todos los humanos del planeta Tierra somos Homo Sapiens y, consecuentemente, formamos parte de una misma especie, de una cultura y de un momento histórico. Somos los únicos animales que tenemos esta posibilidad y lo tenemos que hacer de forma crítica, es decir, no dogmática. Debemos integrar la diversidad y cooperar, y no competir.»
Leí hace un par de días esta completa entrevista a Eudald Carbonell, Codirector de Atapuerca, de la que os he realizado un extracto en forma de párrafo, más o menos ordenado y estructurado, a modo de conciso resumen, con respecto a los Sapiens como especie. En una crisis como la actual, uno reflexiona y se acaba planteando que las transcendentales, pero ya tan típicas preguntas, por estereotipadas hasta la saciedad, de quienes somos, de dónde venimos y a hacia dónde vamos, siguen teniendo una vigencia inapelable. Si bien, más o menos, ya sabemos de donde venimos, al menos científicamente hablando, cada a vez nos aproximamos más. Menos claro, por lo que uno observa muchas veces, es la pregunta, que si uno la ve literalmente, resultaría más sencilla de responder, de quienes somos. Pues no, resulta que parece ser que no lo tenemos muy claro, al menos como especie, como esa supuesta “Especie Elegida” de niñatos semiadolescentes, de dioses encumbrados así mismos, de caprichosos seres superiores, de egoístas supremacistas biológicos, que usan al resto de habitantes de la Tierra y al propio planeta como un inmenso cubo de juguetes rotos, víctimas de su soberbia, de su codicia, de su propio aburrimiento espiritual y de su falta de conexión con la naturaleza. Llegado aquí, ¿adónde vamos?, pues depende, depende de si vamos a aprender la lección, depende de si queremos cambiar el rumbo, depende de si van a ser suficientes las bajas o serán unas “cifras” más como en otras guerras, depende de si por fin vamos a coger las riendas como especie supuestamente superior y vamos a ser capaces de salvarnos y por ende, salvar al planeta y al resto de especies de nuestra banal, codiciosa y mortífera depredación caníbal.
De todas formas, no perdamos la fe. Este “terrible” Sapiens es como una moneda y tiene otra cara, otro lado, repleto de solidaridad, con gran capacidad de heroica reacción, de reconstruir lo destruido, lleno de compasión, de amor, de esperanza, paradójicamente capaz de dar lo mejor de si mismo, de obrar “milagros”. Esperemos que seamos capaces de reflexionar como especie, que tomemos consciencia de nuestro verdadero ser, que reseteemos nuestro vinculo con la naturaleza, que no olvidemos nuestra fragilidad. Que esta moneda lanzada al aire caiga de cara, por esta cara tantas veces oculta. Quizá deberíamos, una vez reflexionado en nuestro interior, y convencidos, correr todos hacia el lado correcto para provocar el giro adecuado de esta moneda al aire y poder gritar: ¡cara!.
A modo de reflexión final os dejo el último párrafo del epílogo de un libro, “La Especie Elegida” de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martinez, no hay más que decir, sin palabras.
“Y no deja de ser paradójico que tantos siglos de ciencia nos hayan llevado a saber algo que cualquier bosquimano del Kalahari, cualquier aborigen australiano, o cualquiera de nuestros antepasados que pintaron los bisontes de Altamira conocían de sobra: que la Tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la Tierra.”
Os quiero bandid@s!!!
Y como me cabrea esta deriva del ser humano, os voy a dejar una canción “Planeta Eskoria”, de Ska-P. Una contundente canción publicada ya hace unos añitos, pero de plena vigencia por desgracia. Mi lado “cabroncete” pide marcha y protesta.
Buen día a tod@s!!!