Reiniciar nuestra vuelta al mundanal ruido [26-05-2020]
Los días ya van amaneciendo de otra manera, de la inmensa tranquilidad, de los silenciosos días en pleno ecuador del confinamiento, ya va quedando poco. El inicio de la actividad se va incrementando diariamente, poco a poco, jornada tras jornada.
Y siendo muy necesaria la reanudación tras el obligado parón de todo tipo de actividades socioeconómicas, me pregunto si no será buen momento para aprovechar el reinicio y plantearnos la vida en las ciudades de otra manera. Introduciendo pequeños cambios para vivir de una manera más responsable con el medio ambiente, con el entorno, con los demás, con nosotros mismos.
Se trataría de sumarse al “slow living”, un movimiento por el que cada vez más personas y ciudades se interesan, optando por esta filosofía de vida de “vivir lento”. Desgraciadamente en nuestra cultura se ha instalado cierta connotación negativa del concepto “lento”, enseguida nos vamos a vago u holgazán. Pero deberíamos romper esa asociación, vivir despacio no significa vivir mal o irresponsablemente, sino más bien todo lo contrario, es vivir prestando atención al momento presente, es vivir disfrutando de cada momento.
Realmente, la inmensa mayoría de nosotros conocemos de cerca el estrés, nos prepararon para ello desde pequeños. Conforme íbamos creciendo aprendimos lo que era la prisa y a vivir con ella por bandera. Aprendimos a correr para llegar al cole, a entrar corriendo del patio para no llegar tarde a clase. En muchos casos, a salir corriendo de la escuela para ir a la actividades extraescolares, a salir de éstas aún más rápido para ir a casa a hacer los deberes, también corriendo. Ducha express, cena a dos carrillos y a la cama, que mañana hay más.
De la misma manera, todo se sucede vertiginosamente cuando nos incorporamos al mundo laboral. Un trabajo al que llegamos corriendo y del que salimos de la misma manera porque, lo más seguro, hay algo esperando en casa, ya sea una familia que atender, unos informes que terminar, la cena de hoy y la comida de mañana que preparar o una colada que tender y otra lavadora que poner. Suena duro y nos es familiar, ¿verdad?
Lo más preocupante, y lo sé por experiencia, es que puede que hasta lleguemos a considerar que el estrés es positivo, porque sin estrés nos aburrimos, la adrenalina y el cortisol enganchan.
Así que el “slow life” me parece que es una buena alternativa para reiniciar nuestra vuelta al mundanal ruido. Ya que el orden no existe en el mundo que nos rodea, podemos adaptarnos a ese caos. Podemos intentar practicar este modo de vida desde todos los ámbitos, desde la alimentación, con el slow food como arranque de todo, continuando con el ejercicio, el ocio, el turismo, la moda, el trabajo, todo. Intentar comer de la forma más natural posible, utilizar de manera racional la tecnología, favorecer el pequeño comercio local, reciclar, romper el ciclo del consumismo exacerbado sustituyendo por consumo responsable. Levantarnos un poco antes para tener más tiempo libre, ya sé que suena a cachondeo pero funciona, desayunar con calma para ir al trabajo o al lugar de estudio tranquilo, relajado, disfrutando hasta del paseo con consciencia.
Intentemos pues practicar y convertirnos en auténticos expertos en “slow life” y a partir de nosotros como individuos trasladémoslos a la sociedad, proponiendo ciudades y entornos donde se promuevan actividades respetuosas con nosotros mismos y con el medio natural, cultural, social, turístico, laboral y educativo, realmente comprometidas con los valores de la comunidad.
Buen día a tod@s!!!
Os quiero Bandid@s!!!
“La felicidad no está en otro lugar, sino en este lugar; no en otra hora, sino en esta hora” Walt Whitman
Pues nada para tener un día “Slowly” os dejo con la canción del mismo título de mi querido Luis Eduardo Aute….para que bailéis un “…slow whit you tonight…”